Donald Trump busca equilibrar su agenda entre catástrofes, el tiroteo y reformas pendientes
Copado con imprevistos como el huracán María y la masacre en Las Vegas, tiene que enfrentar la resistencia republicana a su plan tributario.
- T+
- T-
El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, tiene una agenda colmada de desastres y de reformas: visitó ayer Puerto Rico para evaluar los daños del huracán María y viajará hoy a Las Vegas, que fue víctima de la masacre más sangrienta del país, pero además tiene que liderar con la oposición republicana para avanzar con su reforma tributaria.
Ayer, tras una ola de críticas públicas a su respuesta a la devastación que causó el paso del huracán María por Puerto Rico a principios del mes, Trump finalmente viajó a la isla para reunirse con autoridades locales y víctimas del desastre.
Antes de partir, el mandatario aseguró que la situación ha mejorado, elogiando al Ejército y a la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA, su sigla en inglés) que “han hecho un trabajo increíble”. Al llegar a la isla, afirmó que el huracán no fue una “catástrofe real como (el huracán) Katrina”.
Sin embargo, para Puerto Rico sí que es así: más de la mitad de la isla está sin energía y agua potable, con caminos y puertos destruidos. Antes de reunirse con Trump, el gobernador local Ricardo Rossello reiteró sus advertencias de que “millones de puertorriqueños” pueden abandonar la isla (de 3,4 millones de habitantes) al no recibir ayuda urgente.
Dichos desafortunados
Sin embargo, Rossello no puede considerarse abandonado: el Congreso va a discutir este mes un paquete de ayuda a la isla por US$ 13 mil millones, y FEMA ya ha destinado US$ 20.500 millones para gastos urgentes. “Odio decirlo, Puerto Rico, pero ustedes han sacado un poco fuera de control nuestro presupuesto, porque hemos gastado mucho dinero aquí”, ironizó ayer Trump. “Eso está bien, porque hemos salvado muchas vidas”, agregó.
Sus palabras inmediatamente se convirtieron en blanco de críticas. “Señor presidente, deje de culpar a los puertorriqueños. Empiece a mejorar la situación, ese es su trabajo”, dijo el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Hoy, la agenda oficial de Trump también se dedicará a las catástrofes: el mandatario visitará Las Vegas tras un tiroteo masivo en el festival de música country Route 91 Harvest Festival, que le quitó la vida a 59 personas y dejó 527 heridos.
Agenda tributaria
Con su agenda copada de imprevistos, Trump tiene que lidiar también con los republicanos rebeldes para avanzar con su reforma tributaria. El mandatario anunció detalles de su plan hace una semana, apostando por un fuerte recorte de impuestos financiado con el término de las exenciones tributarias existentes.
Sin embargo, días después, el principal asesor económico de Trump, Gary Cohn, dijo que el mandatario no tiene “líneas rojas” y puede mantener exenciones de impuestos estatales y locales. Esta semana, varios republicanos informaron que evalúan limitar -y no terminar- las deducciones tributarias: entre las opciones discutidas está que los contribuyente puedan elegir el impuesto estatal que quieren recortar.
La ONG Comité por un Presupuesto Federal Responsable estima que el recorte tributario restará unos US$ 2,2 billones (millones de millones) del presupuesto federal en la próxima década.
La ampliación de la brecha causará el rechazo de Caucus republicano: el lunes, el senador Bob Corker aseguró que no firmará un proyecto que amplíe aunque sea en un centavo el déficit fiscal del país, acusando a la Casa Blanca de ser demasiado “blanda” en su intento por equilibrar el presupuesto y cuestionando la “fortaleza intestinal” de su partido.
El lunes, Moody’s advirtió que el plan tributario “afectará la fortaleza crediticia del país”, ya que los “recortes de impuestos no serán compensados con recortes similares en gastos”. Ayer, se hizo eco de estas preocupaciones el CEO del fondo de inversiones BlackRock, Lary Fink, al decir que el plan de Trump tiene que modificarse porque ampliará fuertemente el déficit fiscal.
Por otro lado, la Casa Blanca tiene hasta el 8 de diciembre –y 35 días legislativos- para negociar el presupuesto para el próximo año, que de no ser aprobado amenaza con provocar un cierre del gobierno. Según algunos republicanos, la discusión podría ser aplazada para 2018.
Corte Suprema se divide por reglas para formar distritos electorales
La Corte Suprema de EEUU se mostró dividida ayer al empezar a discutir el caso judicial histórico que busca desafiar las reglas para formar distritos electorales en el país. E
l sistema, introducido hace casi dos siglos y conocido como "gerrymandering", permite cambiar las fronteras de los distritos electorales para favorecer al partido gobernante en las elecciones.
Varios votantes demócratas de Wisconsin desafiaron en la corte los cambios al mapa electoral, introducidos por los republicanos en 2010, afirmando que estos violan sus derechos constitucionales.
En noviembre del año pasado, ganaron el caso en la corte federal, pero el Estado apeló la decisión.
La discusión será difícil: la Corte Suprema actualmente cuenta con una mayoría republicana de cinco jueces versus cuatro demócratas.
Mientras los magistrados demócratas simpatizaron ayer con los demandantes, sus pares republicanos expresaron dudas sobre si la corte tiene que intervenir en asuntos tan políticos -asumiendo de facto un rol supervisor de las elecciones- y si los ciudadanos tienen el derecho legal de presentar el caso.
Se espera que la discusión se prolongue hasta fines de junio. El voto de Anthony Kennedy –republicano que a veces apoya a sus pares demócratas- puede ser decisivo para resolver el caso. En otra disputa en 2004, él señaló que si el "gerrymandering" partidista llegue demasiado lejos, la Corte Suprema tendrá que intervenir.